jueves, 2 de agosto de 2012

De vuelta ya hecha mamá

La embarazadísima vuelve a la carga, menos embarazadísima que antes, quede dicho, por suerte o por desgracia algún día llega el momento en el que te quedas sin excusas para cargar cosas, el tema antojos, lo llevo mejor, puesto que incluso antes de quedarme embarazada ya los tenía, y utilizo la frase, ''las mujeres tenemos derecho a antojos siempre'' y con más motivo cuando te viene a hacer la visita mensual la amiga de turno. No actualicé, todas entenderéis porque, cuando te pasa algo tan bonito como tener tu bebé pues todo lo demás queda a un lado, lo siento por no informaros, parecía que me había muerto, pero no, no hay matrona ni médico que pueda conmigo. Ahora, ya más estabilizada me he propuesto seguir con esto, la verdad, me animó Diego, que es el que anda en internet en los correos y tal, y vio que me habíais puesto comentarios y me dijo que esto no podía quedar así, razón tiene, soy una despreocupada jaja. Os voy a poner al día y estos días intentaré ponerme al día por vuestros blogs, porque aún ando de mudanza (ya os cuento más abajo) y estoy un poquito liada, ya os imaginaréis.

Pero al tajo. Valentina nació el 25, unos días antes me dijeron que estaba de parto, que corresponde con la actualización de mi querido hombre vago, ni ellas se aclararon, era falso trabajo de parto. Un día antes fuí al tocólogo, le dije ''me noto rara'' y me dijo ''pues aquí nada ha avanzado así que..'' a la mañana siguiente rompí aguas. Me duché tranquilamente y me fui para el hospital, llegué y me mandaron para dilatación, estuve allí aproximadamente tres horas tranquila, la tía me miró la dilatación, tres centímetros, me la volvió a mirar de allí a un poco, tres otra vez. Ya me habló de que si no podía dilatar, de que había mujeres que eran mal paridoras, y que no me tenía por que preocupar que me iban a poner oxitocina, pero de eso nada, no me la dejé poner, yo sabía que podía dilatar sola, aunque tenía un miedo de la ostia porque la tía tenía lengua de oro para desanimar a uno, y vamos me libré del enema, tampoco lo necesité. Total, le digo ''yo es que no puedo más, me duele mucho más que antes..'', la tía me dijo pues ''si estás así con tres centímetros..'', pensé, -''¿con tres y este dolor, luego con nueve me da la mala'' le pedí la epidural, la muy zorra ni tacto me hizo, (estaba muy ocupada, según me dijeron doña suegra y el hombre vago, le había venido la familia, y andaba por allí una pareja con un montón de críos, carrito incluído), pero para qué quemarse más. Entré al paritorio, me pusieron epidural, y salí como si nada, al llegar a la habitación me hizo el tacto, ocho centímetros, se me caía el alma al suelo, seguía el tiempo pasando y yo tenía ganas de empujar, la tía me dijo que esto iba a acabar en forceps. Pero de allí a diez minutos, bendito cambio de turno, la nueva matrona me salvó de la cesárea y del forceps, ayudó a Valentina a descender por el canal, porque no daba coronado porque tenía una vuelta de cordón. Yo seguía con el dolor insoportable, de hecho más, me dí cuenta de que no me había hecho efecto la epidural, ni en un lado ni en el otro, pero preferí así, a pesar de lo que me dolía, me dolía más el hecho de haberla pedido sin exigirle antes que me hiciera un parto, tuve suerte, Dios me ayudó. Al final la niña, no sé como, coronó y allí fuimos la gorda y yo para paritorio, la matrona, '' no empujes, no empujes'', ''anda y que le den por culo'', mi cuerpo me decía que empujara y yo empuje, además de que si no empujo me da la mala, todo sea dicho. En paritorio la matrona me dijo que me iba a hacer una pequeña episiotomía, en ese momento me dió más que igual, ( que me lo preguntaran una semana después), aún es hoy el día que no he retomado mi vida sexual. Pero a partir de ahí todo genial, dos empujones y la princesa ya había salido, no me lo podía creer, la matrona me dijo ''coge a tu hija'' y yo ''¿como como?'', estaba que no cagaba, tanto psíquica como literalmente, pero bueno. No me la sacaron de junto mía, era uno de los dos bebes que había en planta, no me preguntéis porque, las otras habitaciones todas estaban ocupadas. La amé dos días, el tiempo que tardaron en quitármela por un movimiento que hizo mientras dormía, me la llevaron para neonatos, todos pequeñitos, y mi monstruito de tres kilos destacando, me pasé el día entero que estuvo allí llorando como una desgraciada, estaba en una incubadora, con todos esos cables, no me dejaban darle la teta cuando yo quería y además le daban bibes cuando les daba la gana, entendí lo difícil que es para otros padres tener a sus bebés allí, el hecho de estar solo un día allí, me alejó muchísimo de ella, ese distanciamiento me duró varios días después. Al día siguiente nos dijeron que estaba perfectamente pero que querían que se quedara un día más, no lo acepté, le pedí el alta voluntaria, a día de hoy aún no ha vuelto a hacer esos movimientos extraños que tanto mal nos hicieron.  Hoy la princesa tiene dos mesitos, pesa 5,8 y está todo el día en mi teta, incluso de noche, que duerme conmigo. Se han cansado de repetirme que no la mal acostumbre pero mi forma de educar a mi hija es la que yo elijo, y haré lo que piense que es mejor para ella tanto para mí. Nos hemos mudado a mi ciudad, donde vive una parte de mi familia. Diego está haciendo sus pinitos como albañil y camarero, yo voy haciendo horas extras de lo mismo. Y bueno en el siguiente post os doy detalles. Estoy encantada de volver a andar por aquí.